domingo, 10 de noviembre de 2013

Ermita Virgen de las Rocas de Güell

Doce senderistas del Club Montisonense esta semana han realizado una bonita ruta por el valle del río Isábena, consistente en la ascensión a la Ermita de la Virgen de las Rocas de Güell. 


El punto de partida fue un cruce de caminos en las proximidades del núcleo de Güell, desde donde caminamos por una pista que bordea la finca de San Pelegrín, bonita casa señorial rodeada de viñedos. 

A medida que se asciende podremos observar el imponente Morrón de Güell, sobrevolado incesantemente por una pareja de quebrantahuesos que seguramente anidan en sus paredes. 

Sin dificultad ninguna vamos ganando altura hasta alcanzar la ermita, que si bien tiene una parte en ruinas, por lo menos sirve de buen mirador hacia el valle donde destacan los robledales que están cambiando de color, y por supuesto las ya citadas paredes del Morrón, muy llamativas por su verticalidad y por los árboles que logran prosperar en las casi inhóspitas grietas y barranqueras. 

Como es una excursión muy sencilla, tenemos tiempo de sobra a sentarnos en un prado de hierba seca a comer el bocadillo, donde la montaña por suerte nos protege del intenso viento que sopla en el valle. ¡Que gozada, disfrutar de las vistas tan bonitas sin pasar frío! contando historietas sin prisa alguna. 

Cuando decidimos regresar “chino chano”, encontramos algunas matas de endrinas bien maduras que recogimos contentos, con la idea de hacer un poco de pacharán casero y, quien sabe, si dentro de unos meses nos podremos juntar para comprobar quien lo ha conseguido macerar mejor.