lunes, 12 de abril de 2010

Pico Oturia (1.921 m.) y Ermita de Santa Orosia.


El Domingo día 11 de Abril,  un grupo de 26 personas tomaron camino desde Monzón hacia el pueblo de Yebra de Basa, cerca de Sabiñánigo, para realizar una bellísima y conocida ruta de senderismo: Las ermitas rupestres del Barranco de Santa Orosia, y el ascenso al pico Oturia.


La especial particularidad de esta excursión es que resulta tan larga como bella y realmente única. En el transcurso del ascenso nos vamos metiendo poco a poco en el barranco en fuerte ascenso, para divisar ya de lejos una cascada bellísima y muy particular: en su caída da vistosidad no solo a la pared de la que se descuelga, sino a las ermitas literalmente incrustadas en las cornisas que forma la roca. Son varias las edificaciones rupestres enclavadas en tan hermoso paraje, entre ellas encontramos la de San Cornelio, San Blas, Santa Bárbara, Santa Orosia (ya en los prados superiores), y otras más pequeñas. Todas en una inusual sucesión  y que muestran todo su esplendor por sus recientes restauraciones.


Habiendo salido antes de las nueve de la mañana de Yebra de Basa, en solo una hora y media estábamos metidos en medio de la pared. Pasada la cascada, seguimos la cornisa y llegados a unos prados superiores el grupo se divide, quedándose unos junto a la gran ermita de Santa Orosia y la mayor parte del grupo emprenden la larga ascensión al pico de Oturia, que fue coronado con éxito sobre la una de la tarde y habiendo supuesto un esfuerzo importante tanto por el desnivel como por la distancia a la que se encuentra.



En este hermoso pico pudimos descubrir otro valor añadido, que no es otro que la particular perspectiva del pirineo nevado, realmente imponente, y la del valle entre Sabiñánigo y Jaca. Todo un regalo a la vista y un buen motivo para repetir otro año.

El día fue especialmente bueno y de regreso el sol comenzó a calentar con fuerza, era hora de reponer fuerzas comiendo junto a la Ermita y apagar la sed en las fuentes que hay a su alrededor.



Este año los manantiales son abundantes por las nieves y lluvias que no han faltado, dando vigor y más belleza a las cascadas. De regreso la brisa ligera hacía balancear el chorro de agua que descolgaba sobre las ermitas, una forma de refrescar el ambiente en este caluroso descenso, sosegado y en buen ambiente, para llegar sobre las cuatro de la tarde a Yebra de basa con el día bien aprovechado.

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