domingo, 16 de marzo de 2014

De Bolea a las ermitas rupestres de San Cristóbal y Virgen de la Peña de Aniés

Si tuviéramos que elegir un buen lugar donde pasar un domingo del mes de marzo, seguramente muchas personas preferirían hacerlo en un lugar soleado, y que mejor que rodeados de un mar de flores de los árboles que anuncian la primavera. El invierno va quedando atrás, y para hacerlo patente un grupo de 23 senderistas del Club Montisonense nos trasladamos a las hermosas tierras de la Hoya de Huesca, para visitar las ermitas rupestres que hay a los pies de la Sierra Caballera y también, porqué no, sus hermosísimos campos de almendros. 


Partimos muy pronto de Monzón, sobre las 7 de la mañana y pensando que íbamos a pasar frío ya que anunciaban un poco de viento. Pero nada mas salir andando de Bolea, pudimos comprobar que el clima se ponía de cara ya que lucía el sol a raudales; andando sin prisa nos fuimos adentrando por buena senda en el barranco del río Sotón, que curiosamente en su corto recorrido nos da el privilegio de ver cómo brota el agua de cualquier rincón a ambas márgenes. Es una delicia oír manar el agua, que cae graciosamente por la base de unas hermosas murallas rojizas y estratificadas cuales irán cerrando el paso. A la izquierda según subimos, en mitad de esas paredes, perfectamente camuflada está la ermita de San Cristóbal que pese a su estado de abandono merece ser visitada ya que es un buen balcón para observar el valle y también los buitres tan abundantes en esta comarca.
 

Hecha la primera visita, ahora iremos ascendiendo con algunos apuros por dentro de un tupido carrascal hasta el camino que nos conducirá en poco rato a la Ermita de Virgen de la Peña de Aniés, la cual está colgada de una altísima pared de caliza. En la base de esta muralla rocosa nace un sendero que en unos veinte minutos de camino zigzagueante y en ascensión, salvará el desnivel hasta situarnos por encima de esta bellísima construcción, rodeados de unas vistas indescriptibles. Es el momento de relajarnos un poco, hacer la foto de grupo y también de saludar a un grupo de senderistas del club Peña Guara de Huesca. 


El conjunto de la Ermita está formado por varias fortificaciones alrededor de la pequeña iglesia románica del siglo XIII; la actual ermita es barroca y recargada en todos los sentidos. Su datación puede acercarse a los siglos XVII o XVIII y se erigió sobre la roca, con altos muros de buena piedra sillar que solventan el problema del desnivel del terreno. 

Ahora regresaremos por otra pista hacia el valle, atravesando un buen bosque de pinos hasta entrar en Aniés donde pudimos parar a tomar un buen refresco en el bar del pueblo; algo que los senderistas agradecieron ya que el Sol hacía de las suyas calentando nuestras cabezas como si fuera verano. 


El camino de regreso lo hicimos por el GR-1 compartido con el Camino de Santiago, primero entre carrascas y luego por pista rodeada de una auténtica inmensidad de almendreras completamente cargadas de flores cuyo aroma y fantástica belleza hizo las delicias de todo el mundo sin excepción. Es el momento de disfrutar de estas maravillas que nos depara la naturaleza, pues donde hace unos días todo eran ramas aparentemente secas, ahora es una explosión de color y vida. 

Llegamos a los coches acalorados, nos ha dado bien el sol y no vamos a marcharnos de aquí sin refrescarnos un poco más en Bolea pues para eso también hay que tener un poco de tiempo que además de permitirnos recuperar fuerzas, también fortalece la amistad y el buen compañerismo. 

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