domingo, 24 de marzo de 2013

DE LOARRE A RIGLOS. Por el GR-1 y el Mirador de los Buitres.

Una muy buena andada la que nos hemos dado este fin de semana los senderistas de Monzón, ya que hemos regresado a la Hoya de Huesca por la puerta grande precisamente a darnos todo un gusto de jornada.

Decidimos hacer un recorrido lineal, sin retorno, lo que invitaba a utilizar como medio de transporte el autobús. De esta manera, podríamos partir del pueblo de Loarre y realizar un tramo del sendero histórico GR-1 suficientemente largo como para disfrutar de innumerables puntos de interés, pero sin obligarnos a un regreso que hubiera sido agotador.

Partimos a eso de las 9 de la mañana por una pista en muy buen estado, el grupo de 23 senderistas avanzaba a buen paso ya que así el terreno lo permitía, llegando a la localidad de Sarsamarcuello en una hora. Parece que hoy todo el mundo tenía buen apetito así que aprovechamos la hermosa fuente y su entorno para hacer la primera paradita. Poco después continuábamos hasta Linás de Marcuello saludando a sus hospitalarios vecinos como pudimos comprobar en otra ocasión. ¿Qué sería de los pueblos sin su carácter acogedor?


Bien, ahora toca subir al Castillo de Marcuello, un lujo de mirador en lo alto de la ladera que protege a Linás. Junto a las ruinas, una ermita resultó un buen fondo para hacernos la foto de grupo, pero lo sorprendente de verdad era la fuerza que lleva el grupo, que parecía atraído hacia el alto de la montaña ansiando disfrutar de algo nuevo que regalar a nuestros ojos.

Hechas unas cuantas fotos incluidas algunas con buen humor y algo de espíritu artísitco, seguimos la pista por el alto de la sierra tomando enseguida una senda llamada “Os Fils”, se trata de un recorrido junto al borde de la montaña desde el cual se suceden una serie de curiosísimas formaciones rocosas, a modo de estratos de arenisca entre capas de arcilla horizontales. Un lujo de paseo hasta el Mirador de Los Buitres, el punto de interés por excelencia ya que desde este lugar perfectamente acondicionado se pueden divisar ya en toda su grandeza los Mallos de Riglos, conocidos internacionalmente por sus verticales murallas rocosas de unos 300 m. de altura y por sus extraordinarias vías de escalada.



Volvimos a comer en este alto y ya encaramos la pista de descenso hacia el barranco de los Clérigos, lugar donde el camino se convierte en senda limpia y cuidada que invita a bajar cómodamente entre los impresionantes paredones de conglomerado hasta la falda de la montaña. Eran las tres de la tarde y el sol calentaba de lo lindo.

Era el momento que esperábamos, la llegada a nuestro destino sin ninguna complicación ni siquiera de los amenazadores nubarrones que crecían sin control en las estribaciones del prepirineo. Riglos nos acogió bajo sus increíbles murallas y en el refugio pudimos saciar nuestro apetido y nuestra sed del modo que a todos nos gusta: con una cerveza bién fresca.

Nuestro próximo destino, el Sobrarbe y su Peña Montañesa nos esperan para el próximo 7 de Abril. ¡Ojalá podamos repetir otra andada de éstas!

Club Montisonense de Montaña - Senderismo