Aprovechando el puente de la Constitución, el Club Montisonense ha emprendido una bonita ruta cercana a Monzón: las Ripas de Alcolea. Un grupo de 13 personas nos hemos desplazado a la población que fue cuna de la infancia de R. J. Sender, y allí mismo dejamos los coches.
La actividad comenzó a eso de las 9 de la mañana, atravesando el pueblo por su casco antiguo mucho más bonito que lo que se pueda pensar cuando pasamos por la carretera. Las calles presentan numerosos edificios con arcos de piedra, forjas, y multitud de elementos arquitectónicos. Destacan la iglesia y el Ayuntamiento, sobretodo.
Pero nuestro destino está en el alto, las Ripas son una formación geológica a modo de muralla arcillosa con estratos de roca caliza y arenisca de unos 90 m. de altura que a lo largo de varios km. forman un imponente paredón bajo el que se construyó la población que le da nombre. Por lo visto el discurrir del río Cinca a lo largo de siglos, ha socavado el terreno dejándonos esta maravilla natural, digna de ser recorrida por arriba y por abajo.
Así que en un pequeño esfuerzo subimos al alto haciendo un pequeño rodeo, y ya superada esta formación natural, tuvimos muy buenas vistas sobre todo el valle y Alcolea en particular. Sorprende ver el blanquísimo Pirineo, que justamente hoy se muestra espléndidamente nevado.
Nuestro siguiente punto de interés es el yacimiento arqueológico de la Codera, a un par de km al sur y que ha sido un enclave estratégico a lo largo de unos mil años.
También la Ermita de Chalamera, adonde nos dirigiremos acto seguido, es una soberbia construcción que pudo ser una iglesia románica del siglo XII. Estos lugares de sobrado interés hicieron nuestras delicias, ya que el Sr. Alcalde de Chalamera nos prestó la llave de la iglesia – ermita y así pudimos hacer una visita más completa por su interior.
A continuación regresamos a casa pero para no hacerlo tan pesado recorrimos primero la ribera del río Cinca (como acantilados) y después pasamos bajo las murallas de las Ripas, observando la pared de arenisca de colores, las cuevas excavadas y la huerta de Alcolea, llegando justo a la hora de comer.
Hemos podido comprobar que a veces, lo que tenemos cerca de casa puede sorprendernos muy gratamente. Al fin y al cabo, eso es lo que hoy ha ocurrido.