domingo, 14 de marzo de 2010
Ermitas de San Cosme y San Damián, Sierra de Guara
El pasado domingo día 14 de Marzo, el club Montisonense nos dirigíamos hacia las ermitas de San Cosme y San Damián, en límite de la sierra de Guara.
Unos 28-30 socios partíamos desde el embalse de Vadiello, se sale desde el parking hacia la presa, cogiendo un camino rodeando el embalse hasta llegar al parking de la tejería, el camino es suave salvo alguna pequeña cuesta. Hacemos una pequeña parada para picar y beber y retomamos la marcha pasando por debajo de una barrera.
Cruzamos el primer barranco, llamado Os Muertos, este llega hasta el embalse de Calcón. Continuando por el sendero cruzamos varias veces el río Calcón, se puede pasar por encima de piedras manteniendo el equilibrio para no mojarse las botas o por encima del agua no cubre mucho, hasta el tobillo más o menos.
Llegamos a la ermita de Fabana, muy bonita por fuera pero derruida y medio quemada por dentro, en el interior aun se dejaba ver un pequeño horno. Un traguito de agua y continuamos, aquí el grupo se distancia un poco, una compañera tenia problemas con las botas que le hacían daño en el tobillo, y unos cuantos nos quedamos a ponerle una gasa, el resto del grupo continuo sin darse cuenta.
Nos volvimos a juntar en otra ermita, la virgen de Fabana, y tras una pequeña riña por separarse el grupo continuamos el recorrido, llegamos a la fuente santa, a la sombra de una higuera “a la que llegan enfermos que al lavarse quedan sanos, especialmente los niños quebrados que ya lavados cuelgan las vendas en la higuera y vuelvan alegres a sus casas”.
Por último, llegamos al santuario de San Cosme y San Damián, donde un hombre nos esperaba para enseñárnoslo pero no pudo ser ya que el interior está en obras. Se accede al santuario por una puerta fechada en 1730 y a la derecha se encuentran los santos a los cuales tuvimos que ver de lejos. En la fachada se encuentra un reloj de sol del siglo XVIII.
Las construcciones se arriman a los conglomerados que entierran las calizas de guara.
En este bonito lugar estuvimos comiendo y descansando, hacia un día increíblemente bueno después del invierno que hemos pasado, el sol nos daba con poca fuerza pero apetecía quedarse tumbado tomando el sol o andar descalzo sobre el césped.
Emprendemos de nuevo la ruta y, tras cruzar el barranco, llegamos a una cruz cubierta, en el interior se encontraba un pequeño belén y volvemos al camino de vuelta al embalse en el que las vistas a los mallos de lazas son impresionantes, se observan las cuevas formadas por el agua, incluso aparecen caras con un poco de imaginación, hasta el mallo de la mitra parece que nos hace una burla, se asemeja a una mano con un dedo levantado.
Llegamos al parking donde habíamos dejado los vehículos, desde el cual se observaban unas cabras por encima del túnel, y tras un bonito día casi de primavera la ruta llega a su fin.
Aquí tenéis el enlace a las fotos.