lunes, 18 de enero de 2010

Alquézar: Balsas de Basacol y río Vero


Una incomparable ruta llena de encanto y naturaleza.

El domingo día 17 de Enero, el Club Montisonense organizó una salida de senderismo en el Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara, participando un total de 27 socios.
En esta ocasión, la ruta parte de la cercana y encantadora población de Alquézar, con lo cual no fue necesario alquilar autocar y se hizo la aproximación en turismos particulares.
Es esta época tranquila, y la villa de Alquézar no presenta aglomeraciones como en verano, por lo que resultó fácil aparcar e hicimos la ruta con tranquilidad. Partimos de la parte alta del pueblo en dirección Norte y alcanzando en pocos minutos la Ermita de San Gregorio, con un mirador de aves, bellas vistas y arquitectura sencilla, continuando hacia el Barranco de Payuela. Antes de adentrarnos en el mismo, nos encontramos otro observatorio de aves y unas pasarelas que facilitaron el acceso al fondo del barranco.

Ermita de San Gregorio
En todo momento el sendero estaba salpicado de vegetación autóctona, como chinebros, boj, litoneros, carrascas y otros muchos arbustos típicos.
Ya en el barranco, aparecieron cárcavas y saltos de agua de las recientes lluvias, pues en verano estos barrancos suelen estar secos. Un buitre nos miraba expectante desde las rocas, mientras atravesamos un bello puente románico alcanzando en un alto las Balsas de Basacol, que abastecían de agua a la localidad de Alquézar en la antigüedad y servían para riego de las huertas.
En las Balsas, que se asemejaban a un balneario, paramos un rato a comer un bocata y alguna torta casera con café, parecía que estábamos ya acabando la excursión pero nada más lejos de la realidad, puesto que quedaba mucho y muy bello.
Desde las Balsas tomamos dirección a la Iglesia de San Lucas y su cruz, llegando a la población de Alquézar con unas vistas magníficas de la población y del impresionante Barranco del Vero.

En Alquézar la senda desciende bruscamente al fondo del barranco pasando por una señorial fuente, la de Monchirigüel (Siglo XVI), y entre pasarelas de madera llegamos al fondo del cañón en una pequeña playa de grava con vistas a las cuevas del Vero. Las recientes nevadas y lluvias han traído un deshielo importante que hace que el río muestre su cara más violenta con un caudal espectacular.
Gracias a unas nuevas pasarelas continuamos en descenso entre chopos y sauces que despuntan la brotación con yemas rojizas, encontrando un salto de agua en la antigua central eléctrica, así como las edificaciones semi abandonadas de la propia central.


El sendero se mete de nuevo en el barranco rodeado de hiedra por las paredes de roca, llegando a pasar bajo la misma en un tramo que asemeja a una cueva. Continuamos por más pasarelas adosadas y colgadas en la roca, por encima de las pasarelas antiguas de obra, hasta que nos topamos con la Casa del Molino de Fuendebaños, con “esculturas” extrañas propias de algún hereje aficionado, hasta llegar al Puente de Fuendebaños que es de estilo románico perfectamente restaurado. El nombre del mismo proviene de una fuente que existe más abajo, en la cual el agua surge siempre a la misma temperatura, dando la sensación en invierno que sale caliente. Este puente servía de comunicación con Asque y era utilizado para transportar el cereal hacia el Molino, por lo que era de vital importancia.

En el puente de Fuentedebaños

Desde este puente ya solo nos quedaba remontar por la GR1 por puente Pozaca, llegando a la Iglesia de San Miguel y rodeando la Colegiata por abajo, hasta la entrada de Alquézar.
En total la ruta duró cuatro horas, de baja o media dificultad, siendo muy recomendable si se toman las precauciones debidas en los barrancos.

No os perdáis las fotos de Santi  y las del club, son estupendas.

Y desde aquí podemos seguir la ruta y descargarnos el track para el gps.