En
el extremo más meridional de la Sierra de Sis, entre los valles del
Isábena y del Noguera Ribagorzana, se levantan unas murallas de
conglomerados y areniscas que son los sedimentos de ríos pirenaicos
de hace 55 millones de años. Desde Roda de Isábena nuestra mirada
rápidamente se deja llevar hacia el impresionante Mallo Brocoló,
que desgajado de la sierra parece una fortaleza inexpugnable.
El
Club Montisonense quiere descubrir este monumento natural, para ello
éste domingo a las siete y media de la mañana nos juntamos en la
Azucarera de Monzón un nutrido grupo de 31 senderistas ávidos de lo
desconocido, nadie quería faltar así que a las siete y media de la
mañana partimos hacia Serraduy, un poco más allá de La Puebla de
Roda. En esta coqueta localidad tomaríamos una pista asfaltada que
comunica con algunas aldeas, entre las cuales Riguala de Serraduy
será nuestro punto de partida.
Todo
el grupo se ha preparado para una actividad de cierta dificultad, lo
cierto que más de uno ponía cara de sorpresa cuando, en vez de
comenzar subiendo, lo hacíamos bajando a rodear las casas de
Riguala. Pero, ¿no subimos al mallo? Decía alguno.
Una
vecina nos salió al encuentro, amablemente nos indicó hacia el
barranco del Río o del Arquero, el guía ya era conocedor de esta
variante que circunda el Mallo pero es hermoso entablar conversación
con quienes cuidan de estas tierras.
Barranco del Río
Atravesamos
unas praderas y algún grupo de robles, hace frío a estas horas así
que cuando después de unos escarceos la pista comienza a ascender no
resulta demasiado agobiante. Continuamos por una senda bien marcada,
cercados a derecha e izquierda por murallas pétreas que cierran el
paso y no hay otra alternativa que ir ganando terreno pacientemente
entre una vegetación variada y numerosos manantiales de agua.
El
sendero se va poco a poco encaramando a la roca, que sortea por medio
de cortas lazadas y muros de rocas construidos por el hombre,
revelando que este paso es tan antiguo como queramos imaginar. Al ir
por cara norte, pronto nos topamos con restos de las recientes
nevadas, cada vez el grueso era mayor y la continuidad del blanco
elemento hizo que más de uno sintiera que le había entrado en la
bota un frío puñado de nieve.
Pisando nieve
Llegamos
al Collado de Carraduño que enlaza con la Cañada de la Sierra de
Sis, como daba el sol nos sentamos a beber un poco y a contemplar el
Valle del Noguera Ribagorzana; Las estribaciones montañosas más
próximas recortan las piramidales montañas cubiertas de nieve, el
Pirineo catalán al Este y el pico Turbón al Norte.
Cerca del abismo
Desde
el collado buscamos el nevado cordal suroeste, aprovechando una senda
a escasos metros del abismo, con paciencia todos y todas ascendimos
hasta la misma cima del Mallo Brocoló (1624 m.) atalaya que ofrece a
quienes osan hollar su cima unas panorámicas realmente abrumadoras.
La alegría brotó espontáneamente, todo el mundo comienza a hacer
fotos sin parar a 360º, el protagonista es el esbelto Tozal del
Moro, torre de roca adosada a las murallas de la cara sur de silueta
esbelta que aumenta la sensación de verticalidad.
Cima del Brocoló
Cuenta
la leyenda que los moros escondieron un becerro de oro en una
profunda gruta ubicada a sus pies. Hubo quien intentó descender al
fondo de la gruta, hecho que probarían unos piquetes de boj
dispuestos a modo de escalera en uno de sus laterales, pero el
oxígeno se agotaba antes de llegar al fondo dela estrecha gruta por
lo que nadie ha conseguido jamás hacerse con el mítico becerro.
Las
sensaciones que hoy tenemos asemejan a la misma fortuna; al fin y al
cabo las riquezas son para poder vivir mejor y disfrutar, y eso hoy
ya lo estamos haciendo en buena dosis. Un bocata sentados al sol
mirando nuestro mundo maravilloso cual si estuviéramos colgados de
una nube será suficiente para recargarnos de energía. Hacemos una
divertida foto de grupo y ya satisfechos, descenderemos al collado
para acabar de rodear el Mallo, ahora por una espectacular senda bajo
las paredes del Brocoló.
Foto de grupo y el Mallo al fondo
Enlazamos
con una pista que nos llevará al Collado del Viento, como se dice en
este lugar “donde el Cielo se junta con la Tierra” y tan solo un
rato después llegamos al coche.
La
armonía y buen compañerismo del grupo han conseguido que podamos
contar esta aventura con ojos brillantes de felicidad y una sonrisa
de oreja a oreja. Qué satisfacción y que buen recuerdo, desde hoy
el Mallo Brocoló nos resultará muy familiar.
Lo
vamos a celebrar cada cual donde mejor le viene, unos en sus casas,
otros dándonos un banquete en La Puebla de Roda, que bien nos lo
hemos ganado.
Club
Montisonense de Montaña – Senderismo.