jueves, 1 de diciembre de 2011

RUTA DE LAS CINCO ERMITAS - SOMONTANO 27-11-11



            Este pasado domingo, 27 de noviembre, un grupo de 17 senderistas del Club Montisonense de Montaña nos recorrimos la Ruta de las Cinco Emitas del Somontano.

La ruta recorre las cinco ermitas de San Fabián en Castillazuelo, San Macario en Pozán de Vero, El Plano en Salas Bajas, La Candelera en Salas Altas y el Santuario de Nuestra Señora de Dulcis en Buera. Todas ellas de estilos diferentes.


Salimos de Monzón a la ocho de la mañana con una espesa niebla. Llegamos a Castillazuelo y sigue la niebla densa.


Sobre las 9:15 llegamos a la ermita de San Fabián, que fue nombrado papa al descender una paloma sobre su cabeza. Santo que cura las enfermedades infecciosas y epidemias.
A las 9:50 Ermita San Macario, patrón de Pozán deVero. Bella portada de medio punto hecha con dovelas decoradas a base de motivos vegetales y geométricos. Como ya tenemos un poco de hambre nos tomamos un pequeño bocadillo y así cogemos con más ganas el camino.


A las10:45 Ermita de Nuestra Señora del Plano de origen medieval, construida sobre los restos de una villa romana, que alberga fragmentos de un mosaico romano y cuenta con claustros de columnas pareadas.


11: niebla sobre los campos de viñedos. Degustamos las pocas uvas que el frío ha respetado, por cierto de un sabor muy dulce. El colorido de las hojas va desde el amarillo intenso hasta en granate oscuro, alternado con verdes de diferentes tonalidades. Una serie de paneles junto a las viñas nos indican las diferentes variedades de la uva cultivada. Muchos olivares con hermosos ejemplares de olivos centenarios. De vez en cuando alguna mangranera nos ofrece sus frutos abiertos por el dulzor que ya no resiste a quedarse dentro.




12:30 Al frente tenemos ya Salas Altas y la niebla apenas nos deja entrever la silueta de la Ermita de la Candelera. No obstante conforme vamos ascendiendo a lo alto de la ermita la niebla se queda a nuestros pies cubriendo todo el pueblo de Salas Altas y a lo lejos despunta, sobre el colchón de la niebla, el monasterio de El Pueyo. ¡Impresionante fotografía!. Llegamos a la ermita y el guía nos ilustró con sus comentarios sobre la historia de la ermita (según referencias históricas locales, fue una torre defensiva durante la conquista cristiana) y nos llevó a lo alto del campanario. Es un auténtico balcón al Somontano desde el que se divisan los pueblos de alrededor como Hoz de Barbastro, Guardia, Coscojuela de Fantova, Cregenzán, Burceat, Fonz, Salas Bajas, Estadilla, Olvena… así como las cumbres pirenaicas del  Turbón, Cotiella, Buñero, La Carrodilla,  Sierra de Sis. Según la tradición en este lugar existió un Castillo de los Moros.


El sol ya se queda con notros por el resto del día.

De camino a Buera contemplamos la Sierra de Guara y las cumbres del Pirineo: desde Monte Perdido hasta Cotiella. Al frente Alquézar. Seguimos por camino con abundantes olivos, con preciosas vistas como si los campos estuvieran sembrados de césped. Una vez dejamos atrás la localidad de Buera, llegamos a la ermita de San Juan Bautista donde nos desviamos a la izquierda para visitar el interesante pozo de hielo “Os moros”que presenta una imagen perfecta, su conservación es impecable.

14:45 Llegamos a la ermita de Santa María de Dulcis. En sus inmediaciones está el 'Bosque de los Olivos' en el que cada olivo tiene un panel que nos informa de la variedad de sus aceitunas. Los coches nos esperan fielmente en la explanada. La ermita está en perfecto estado, es del siglo XVII, de estilo barroco. Según cuenta la tradición, los niños cuya lengua se unten con el aceite de la lámpara del altar, de mayores serán 'adultos locuaces'.

Hemos recorrido, casi sin darnos cuenta, unos 15 km. no en vano es uno de los itinerarios más largos de la Comarca del Somontano y ya el cuerpo nos pide dar cuenta del bocadillo que llevamos en la mochila, aunque a lo largo del camino hemos ido picando los frutos que generosamente la madre naturaleza ha tenido a bien ofrecernos: dulces uvas, almendras, mangranas, bellotas e incluso algún higo chumbo.

Ya de vuelta, en Buera,  tomamos un café en el local social, donde amablemente nos atendieron. La charrada amigable al acabar la andada comentando los pormenores del día, alrededor de una mesa, nos hace sentir a gusto y satisfechos. Realmente hemos disfrutado de una estupenda jornada y con buena gente. No puede haber mejor manera de concluir la tarde.


Club Montisonense de Montaña. 27 de noviembre de 2011